Finalmente está aquí la nueva generación de procesadores de Intel, la décima generación Core que llega para suplantar a la novena Gen. Con ella vemos algunos cambios en el enfoque de disipación.
Con la serie de procesadores de escritorio Comet Lake, la compañía está adoptando un nuevo enfoque para abordar las térmicas de CPU. Aumentar dos núcleos más en su último procesador i9-10900K tiene un costo térmico y de energía, especialmente cuando se combina con las mejoras de velocidad de reloj de Comet Lake.
Intel espera enfriar Comet Lake cambiando el área entre sus núcleos de CPU y la base de la solución de enfriamiento elegida:
En la parte superior de un procesador se encuentra un área de silicio inactivo, y el silicio es un terrible conductor de calor, al menos en comparación con el cobre. Con Comet Lake, Intel ha adelgazado más el área de cobre inactivo para crear una «matriz delgada», y ha aumentado el grosor del IHS de Comet Lake para compensar este cambio. Intel también nos ha confirmado que ha aumentado el porcentaje de cobre en el disipador térmico integrado (IHS) de Comet Lake para mejorar su conductividad térmica.
Lo que la empresa logro fue permitir que el calor se transfiera más a los disipadores, permitiendo que el calor se aleje más rápido de sus núcleos de CPU. Esto ayudará a reducir las térmicas de Comet Lake, incluso sin una actualización de la solución de enfriamiento de su CPU.
Por ahora, queda por ver si estos ajustes de diseño serán suficientes para mantener el Comet Lake fresco bajo carga, especialmente su i9-10900K.
